.jpg)
Es tanto lo que me obsesiona pensar a veces en las tan mencionadas y contradictorias ideas sobre un Destino Universal, (así, a lo grande) sin respuestas convincentes y que por su presión en el ritmo de mi pensamiento hace que no pueda evitarlas.
Ciertamente, ¿hay un DESTINO con el referente de ser el Látigo de Dios que nos conduce, premia y castiga? ¿O no hay más Destino que el que nosotros mismos no "fabricamos" durante el transcurso de nuestras vidas?
Parece ser que todo lo heredamos: las enfermedades, los accidentes, (hechos fortuitos incontrolables) las cualidades, las ayudas aparentemente convencionales que se producen con encuentros que nosotros atribuimos por casualidad. Tampoco elegimos la raza, el país, la familia, nuestras facultades y nuestros defectos. Si a todo esto añadimos la influencia histórica que nos toque vivir y nuestro determinado instinto criminal, político y sexual, no son muy elocuentes las palabras, azar, casualidad, y por defecto nuestro...Sí, lo es por defecto nuestro, pero no por "culpa nuestra".
La Fatalidad es un hecho. Y raramente podemos huir. Por mucho que nos alejemos, esta misma fuerza volverá a rescatarnos. Aceptar nuestro Destino con resignación pareciera un consuelo religioso. Tener confianza en vivir lo menos fatalmente posible y un poco de suerte contra las enfermedades que a veces podemos esquivar, sepa soportarlo sin dejar que la fatalidad se adueñe de nuestra mente.
Después de todo, seamos o no juguetes del Destino aprendamos lo bastante para acumular experiencia de este Destino cruel, (el de nuestro Planeta y de todo lo que en él convive) y quién sabe, tal vez esta experiencia nos sirva para algo al final de todo. Este mundo está lleno de Bien Elegidos y Mal Elegidos humanos y animales. Y no todos bailamos al mismo son. ¡Esta es la Gran Incógnita de la que el Destino nos hace burla! Y por supuesto, no es fácil negar que nacemos con un Destino predestinado.
Es cierto , a veces no es bastante difícil negar que existe el destino o como se le pueda llamar a esa fuerza incontrolable que suele atropellarlo todo y hacernos recordar que somo a veces, solo a veces muy insignificantes.
ResponderEliminar